La hermosa vocación de la enfermería

Parte del equipo de enfermeras del IPSS de Vitarte (ahora Essalud) en la celebración del día de la enfermera del 93. Mi madre debajo del mapa con su sonrisa imperecedera.

Por César Vera
Marketing Manager de Mi Enfermera Perú

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Yo no soy enfermera, pero vi a mi madre desde que tuve uso de razón con su uniforme turquesa de enfermera. Recuerdo cuando regresaba de las guardias y nos traía parte de su desayuno: un pan con carne y un huevo cocido con el aroma a desinfección, el olor a hospital.

Recuerdo algunas navidades en las que no contábamos con ella, así como algunos años nuevos...recuerdo a mi padre a nuestro lado haciendo el esfuerzo de que entendiéramos que le tocaba trabajar y que mi madre era importante para ayudar a otros.

También recuerdo algunas de sus lágrimas cuando estaba en casa, contándole a mi padre el fallecimiento de uno de sus pacientes: adulto, anciano, niño...siempre era un golpe de pena para ella; o cuando estaba en desacuerdo con algunos médicos porque a su entender no actuaban como deberían con el paciente o la familia de algún paciente.

A pesar de todo ello, le veo feliz y el orgullo que siente cada vez que le recuerdan que es Licenciada de Enfermería y se esfuerza porque sus pacientes tengan la atención adecuada, una atención exquisita, conceptos fruto de una formación centrada en la fe, en los ideales, en valores profundamente humanos.

Creo que algunas de las cosas que menciono se repiten a diario en muchos hogares que tienen la dicha de contar con una enfermera en la familia. Como dije al inicio, no soy enfermera, pero he visto un ejemplo cercano de dedicación y no puedo menos que admirar a quienes viven esta carrera con vocación y amor.

Hoy 30 de agosto de 2013, deseo saludar a las enfermeras que viven esta hermosa vocación, y que no dejan de luchar por reivindicar su lugar en la sociedad y en sus centros de trabajo.

¡Feliz día de la enfermera!(Y Enfermeros, desde luego)