Por Katia Guerrero Rojas La piel es el órgano corporal más grande constituyendo una sexta parte del peso total del cuerpo, sirviendo como barrera protectora contra los microorganismos causantes de enfermedad y siendo un órgano sensorial de dolor, temperatura y tacto. Las úlceras por presión (UPP) se definen como cualquier área de daño a la piel y tejido subyacente causado por la presión, fricción o cizallamiento prolongado sobre un plano duro, no necesariamente intenso e independiente de la posición. En otras palabras, son el resultado de estar recostado o sentado en una misma posición por mucho tiempo. La presión prolongada interrumpe la circulación a los tejidos que se encuentran comprimidos entre un área de hueso y el colchón, silla u otro objeto. Sin oxígeno ni nutrientes, el tejido empieza a morir. En el caso de pacientes postrados existe una incapacidad de cambiar de posición o sentirse incómodo a causa de la presión. Las personas con movilidad y sensibilidad normal cambiamos de posición automática e inconscientemente. Como apunté antes, no sólo la presión causa las UPP, también la fricción juega su rol. Ésta se da al jalar al paciente entre las sábanas, dañando pequeños vasos sanguíneos que proveen de oxígeno a los tejidos de la piel. Cuando cambiamos de posición a un paciente estamos causando fricción entre su piel y la ropa de cama. Esto se acrecienta si el paciente suda, causando fricción entre piel y piel, o endureciendo las sábanas cuando éstas no son cambiadas con regularidad. Por último tenemos las fuerzas de cizallamiento que son presiones ejercidas cuando el paciente se mueve o se recoloca en la cama tirando de él, o cuando se deja resbalar en la cama. Esta fuerza causa sobretodo las UPP en la región sacra que son las más habituales en pacientes postrados. Otros factores causantes a recalcar son el sudor, importante como mencioné antes, la temperatura elevada o las fugas de orina o heces que tienen inmediato efecto en el estado de la piel. Por ello es importante pensar en nuestro paciente postrado como un bebé y proveerle el cuidado delicado acorde a este pensamiento. Es un hecho que nuestro paciente, al no poder valerse por sí mismo, está expuesto a todo este tipo de consecuencias generadas por nuestro propias funciones fisiológicas que, a la larga, dañan o privan de oxígeno los tejidos de la piel. Cabe mencionar que la obesidad incrementa la presión de la piel sobre los huesos y articulaciones, así que es un importante factor a considerar. Podemos identificar la aparición de una UPP observando que:
Los lugares más comunes de presencia de úlceras:
El tratamiento para las UPP más efectivo es la prevención. Puede sonar obvio pero llevado a la práctica es un factor clave y que difícilmente se sigue, por lo que más del 90% de pacientes postrados genera úlceras eventualmente. Sin embargo, con paciencia y cuidado responsable es posible evitarlas mediante simples técnicas de movilización realizables al menos cada dos horas, la utilización de colchones especiales anti-escaras que fácilmente se encuentran en el mercado y que nosotros ofrecemos, la adición de almohadas y almohadones que separen la piel del paciente del contacto con otra porción de piel o con la superficie de la cama, la utilización de cremas hidratantes, no humectantes, en el cuidado diario de nuestro paciente y, lo más importante de todo, la observación y vigilancia cercana y continua del estado de la piel para detener cualquier indicio de la próxima aparición de una UPP. En próximos artículos hablaremos sobre las acciones y el tratamiento de la UPP cuando esta ya ha aparecido y los avances más actuales en cuanto a medicamentos y métodos de aplicación para la rápida recuperación de la integridad de la piel. Te puede interesar:
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